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lunes, 13 de junio de 2011

Por doquier...

Húmedos como el rocío,
ingrávidos cual calima:
así me parecen los besos
con que cada día me mimas.

En cada caricia otorgada,
más se me rinde tu alma;
a mi vez, te entrego mi ser
en cada silente palabra.

¿Para qué emplear palabras?,
¿para qué las expresiones
hechas voz..., manifestadas?
No precisamos vocablos:
bastan nuestros corazones
para escucharnos y amarnos.

Por doquier hallamos signos
que por sí solos nos hablan
del amor que nos embarga:
En la brisa matinal,
en el vuelo de las aves
y en la mariposa alada,
en la reciedad del árbol,
en la fontana que mana...

©  María José Rubiera

5 comentarios:

Marina-Emer dijo...

hermosos versos.bastan nuestros corazones
para escucharnos y amarnos...
gracias por estar en mi hogar y dejar bonitas palabras para el alma yo con agrado vengo a darte mi abrazo de amistad y cariño como Asturiana y yo Leonesa .
besos
Marina

Nortiz dijo...

Bellísimo poema lleno de amor y sentimiento, querida María José.
Besos y caricias dicen todo sin necesidad de palabras, más los corazones son lo que dicen y demuestran todo. Pero también me encanta que la brisa, las aves, la mariposa alada y tantos otros lugares, sean signos de vuestro amor.
Un beso, María José

Gabriel Cordears dijo...

Las palabras tienden puentes, pero solo el amor puede unir los corazones y las almas sin necesidad de caminos...
Hermoso poema!

Un abrazo poeta

FIBO dijo...

Que manera más bonita y dulce de recrear el amor que supuras por esos ochos costaos...un besote preciosa

Nómada planetario dijo...

Delicadas estrofas que rozan el misticismo.
Saludos.