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jueves, 16 de junio de 2011

Aquella tarde...

Aquella tarde otoñal,
teñida de dorado ocre,
de áureo ámbar y aguamarina,
se encontraron nuestras vidas.

En una calle cualquiera,
nos topamos frente a frente:
bien por mera coincidencia,
bien porque escrito estuviera.

Comenzó a ulular el viento,
las hojas revolotearon
con lujuria y despilfarro...
Y me acogiste en tus brazos.

Nuestros cuerpos, se rozaron;
de hito en hito, nos miramos,
sosteniendo la mirada
con intención de indagarnos.

Y a partir de aquel instante,
sin haberlo pretendido,
sin que pudiera zafarme,
en tu red me aprisionaste.

© María José Rubiera

6 comentarios:

El Mar...Siempre el mar dijo...

¡¡¡ Maria José!!! cuanto romanticismo hay en tus letras. Me gustan las mujeres románticas porque son aquellas que también se entregan al almor con toda el alma.

Mi mejor sonrisa para ti.

Ricardo Miñana dijo...

Aquella tarde presiento que fue
gratificante y placentera.
precioso poema.
te dejo mi saludo y que tengas feliz semana.
un abrazo.

Nortiz dijo...

Muy bonito, María José :)
Una tarde otoñal llena de amor y romanticismo. Poco importa que fuera el destino o que simplemente fuese la casualidad, porque lo importante es que surgió amor de verdad =)
Un beso, María José ^^

Marina-Emer dijo...

Hola Maria José…en este día tan esplendido de mediados de Junio
Vengo a devolver tu cariñosa
Visita con los mismos elogios
Para ti que tú me dejas en el
Comentario .estos versos de hoy de un encuentro casual y acaban como se acaba cuando empieza el amor
Un cariñoso abrazo
Marina

Ar@bia dijo...

Hola guapa llevo unos días muy liado y no pude pasar ,pero me acuerdo mucho de ti, vengo de junto de tu hermana, y le dije lo mismo, sabes lo de Elena me afecto ..Un beso

Gabriel Cordears dijo...

Una red de la que nunca queremos salir, cárcel dorada de los amantes!
Besos poeta