Sin establecer límites, nos unimos
para amarnos..., pero no nos comprendimos;
al día de hoy, todavía me acongojo, lloro
al imaginar nuestros sueños sesgados,
por la certeza de sabernos perdidos.
Tanto daño nos hicimos..., amor,
tan castigador, como irreparable;
¿cabe preguntarse quién fue el culpable,
si partió de ti, o quizá de mí, el error,
si el equívoco fue de ambos..., o de nadie,
si, tal vez, está implícito en la vida,
en su sinrazón que golpea y humilla
hasta enseñar la lección aún no aprendida...?
Se tiende a pensar que el fallo es del "otro";
no importa, no obstante, de quién procediere,
pues fuere quien fuere, es harto penoso,
una espina clavada en el corazón,
un duelo que no permite reposo.
© María José Rubiera
para amarnos..., pero no nos comprendimos;
al día de hoy, todavía me acongojo, lloro
al imaginar nuestros sueños sesgados,
por la certeza de sabernos perdidos.
Tanto daño nos hicimos..., amor,
tan castigador, como irreparable;
¿cabe preguntarse quién fue el culpable,
si partió de ti, o quizá de mí, el error,
si el equívoco fue de ambos..., o de nadie,
si, tal vez, está implícito en la vida,
en su sinrazón que golpea y humilla
hasta enseñar la lección aún no aprendida...?
Se tiende a pensar que el fallo es del "otro";
no importa, no obstante, de quién procediere,
pues fuere quien fuere, es harto penoso,
una espina clavada en el corazón,
un duelo que no permite reposo.
© María José Rubiera
2 comentarios:
Es el amor tan delicado como un cristal y lastima cortándonos las manos y mas, lacerándonos el alma...
Besos amiga
Sea quien sea el que cometió el error, la espina clava en el corazón, en el alma... sigue estando. Sinceramente, hay que intentar realistas y decir las cosas como son, y aceptar si uno mismo cometió el error o si sin embargo, lo hizo el otro. Pero bien cierto es que muchas veces echamos la culpa al otro, tanto en el amor como en todo. Buen escrito, amiga :)
Esto de que nunca me avise de tus actualizaciones... no me gusta u.u
Un beso
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