Buscar este blog

sábado, 12 de marzo de 2011

Nosotros

Sin establecer límites, nos unimos
para amarnos..., pero no nos comprendimos;
al día de hoy, todavía me acongojo, lloro
al imaginar nuestros sueños sesgados,
por la certeza de sabernos perdidos.
Tanto daño nos hicimos..., amor,
tan castigador, como irreparable;
¿cabe preguntarse quién fue el culpable,
si partió de ti, o quizá de mí, el error,
si el equívoco fue de ambos..., o de nadie,
si, tal vez, está implícito en la vida,
en su sinrazón que golpea y humilla
hasta enseñar la lección aún no aprendida...?
Se tiende a pensar que el fallo es del "otro";
no importa, no obstante, de quién procediere,
pues fuere quien fuere, es harto penoso,
una espina clavada en el corazón,
un duelo que no permite reposo.

© María José Rubiera

2 comentarios:

Gabriel Cordears dijo...

Es el amor tan delicado como un cristal y lastima cortándonos las manos y mas, lacerándonos el alma...
Besos amiga

Nortiz dijo...

Sea quien sea el que cometió el error, la espina clava en el corazón, en el alma... sigue estando. Sinceramente, hay que intentar realistas y decir las cosas como son, y aceptar si uno mismo cometió el error o si sin embargo, lo hizo el otro. Pero bien cierto es que muchas veces echamos la culpa al otro, tanto en el amor como en todo. Buen escrito, amiga :)
Esto de que nunca me avise de tus actualizaciones... no me gusta u.u
Un beso