En el albor de la noche,
con la luna por testigo,
al amparo de los luceros,
recorriste mis veredas
y las sembraste de besos.
Rosas rojas florecieron
con el rutilar del alba:
arrebol hecho fragancia,
cautivadora sustancia
que el clarecer aromaba.
Cada pétalo exhalaba
miríadas de sensaciones:
mimos, caricias..., pasiones;
éxtasis, sensualidad
de la diosa enamorada.
© María José Rubiera
con la luna por testigo,
al amparo de los luceros,
recorriste mis veredas
y las sembraste de besos.
Rosas rojas florecieron
con el rutilar del alba:
arrebol hecho fragancia,
cautivadora sustancia
que el clarecer aromaba.
Cada pétalo exhalaba
miríadas de sensaciones:
mimos, caricias..., pasiones;
éxtasis, sensualidad
de la diosa enamorada.
© María José Rubiera
7 comentarios:
Todo hermosura querida María :) (Por cierto, al tener un nombre compuesto... ¿cómo prefieres que te llame? ¿María José, con todo el nombre? Dudas que surgen de repente jaja).
"Recorriste mis veredas y las sembraste de besos". Me encanta :)
Cómo se nota la llegada de la primavera jeje.
Un beso
La pasión en el amor hace de cada detalle algo inolvidable.
Un beso
Gracias, igual te deseo, querida hermana! Besinos, guapísima.
Gracias, Natalia. Me es muy grata tu visita, y ni que decir tiene, los comentarios que me haces.
Ah..., Puedes llamarme como mejor prefieras. Besos, amiga.
Cierto, Gabriel: La pasión amorosa logra hacernos inolvidable hasta el más mínimo detalle. Por más años que pasen, esos recuerdos seguirán alojados en la memoria, haciéndonos sentir vivos.
Gracias por la visita y los comentarios. Besos, poeta.
La piel ,la piel que tiene fragancia y...memoria.
Un abrazo
Hola cariño!!!
¡Qué bonito,como todo lo que sale de tu pluma llena de inspiración!
Un besín.
Carmen
Publicar un comentario