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domingo, 1 de enero de 2017

Sinfonía marina

Si tú supieras, mar de mis desvelos,
la sensación que me embarga
al escuchar el gemido
que brota de tus entrañas,
la emoción que experimento
cuando en época invernal,
a la espera de irradiar
el postrer rayo del día
en el mainel de un edificio
el hijo de Perseo declina,
y esclarecido el frontispicio
la simetría especular
del horizonte marino
refringe el haz crepuscular...
Si supieras cuán hechicera eres,
tanto que hasta las gavinas,
acusando el hechizo que ejerces,
en el roquedal se paralizan.
Tan sibilina que no pocas veces
me he preguntado si serás Circe
reencarnada en salina agua
o, dado tu andrógino género,
el homérico y divino Ulises,
buscando con desespero
el modo de arribar a Ítaca.
Y predispuesta a pensar
pienso en la fiel Penélope,
afanándose en el telar,
entretejiendo y destejiendo
el tapiz de los ensueños.
 

En aras de la opacidad
la inverniza tarde expira,
escasos son los viandantes
que embutidos en pellizas
osan transitar la playa;
yo, situada en la baranda,
continúo embebiéndome
de sinfonía marina...

© María José Rubiera



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