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viernes, 10 de junio de 2016

Desde la ambigüedad

Es esa hora...
en que a la espera
del retorno de la aurora
la luna bosteza.
Es la hora ambigua...
en la cual se fusionan
la noche y el día,
y demorado el instante
se ralentiza la vida.
En el empañado éter
la tímida candelilla
principia a desgarrar
la errabunda neblina.
En mi fuliginoso cielo
nada alumbra, nada rutila...
salvo los gusanos necios.
Adormilada todavía,
pienso si en verdad existes
o si eres recurrente sueño
que jamás se materializa,
y si recreación onírica
¡qué ilógico amarte!,
si importuna pesadilla
¡qué desatino deshojar
la consabida margarita!
Ha cesado el reclamo
de las criaturas nocturnas,
el canto de un gallo
hiende la cercana lejanía,
el alba se proclama
reina de la claridad,
las avecillas pían...
Yo voy desgranando
el rosario de unos versos:
que mis estrofas sean liturgia
que conjure lo funesto...
 
© María José Rubiera


 

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