Llegaste, un tórrido agosto, y retoño
que busca alojarse en la fresca umbría
acomodo hallaste a la vera mía,
solaz... en mi solazoso madroño.
Mas cormorán tenorio tú... gazmoño,
atento al reclamo de otra bahía,
prendado de la luz del Mediodía
te irás... al amortajarse el otoño.
Sin ti, sombrío se me hará el Adviento,
y la sombra... más sombra cada día
de agravio vestirá mi firmamento.
Se intensificará el tiple del viento:
que rompa el mutismo del alma mía,
el inicuo flujo del pensamiento.
© María José Rubiera
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