Hay visajes invernales
en el rostro de noviembre...
Relampaguea, truena,
llueve... desaforadamente:
recreación del diluvio
que el tímpano agrede.
Un jardincillo se anega
y es improvisada laguna,
a tamaño reducido,
para el parduzco gorrión,
es un parisino Sena
donde ataviar el plumaje
columbinas mensajeras.
Parisino:
evocador gentilicio.
París:
poesía en movimiento,
iridiscencia esplendente
alumbrando el amor.
París en noviembre:
el parnaso y tú y yo...
en vigilia permanente.
© María José Rubiera
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