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miércoles, 19 de febrero de 2014

Cítara sin cuerdas

Vida de mi vida:
 
Tanto es lo que te echo en falta…
Con frecuencia me sorprendo imaginando
verte en el sol fulgente
que a la amanecida entra por la ventana
–un sol te me figurabas cuando estabas en casa–.
La dulce mimosa que anuncia la primavera,
la vehemente petunia del parterre,
la violeta nacida de forma espontánea,
la siempreviva pintoresca,
la modesta margarita,
el clavel alegre…
 
Tan profundamente acuso tu ausencia...
Ni un solo día me transcurre sin tener la sensación
de hallarme en un páramo desértico,
en mitad de la nada,
con un vacío en el alma.
Abomino los motivos que de mí te separaron.
Desde entonces soy decrépito follaje,
mirador sin panorama,
abstrusa niebla,
ola que no atina a besar la playa,
medusa urticante,
parasitaria ameba,
guirnalda sin cabello en que posarse,
cítara sin cuerdas…
 
Pudo haber sido diferente…
Supongo sería distinto
si la blonda luna de negro no se tiñera.


© María José Rubiera
 
 


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