Esta noche,
por si quisieras verme,
por si se te antojara
decirme que me amas,
dejaré entreabierta
la puerta de mi casa.
Y si a deshora vinieras,
si por el sueño hostigada
adormecida me vieras
no te vayas,
acomódate a mi vera
y abrázame despacio,
sin turbarme:
tu abrazo será el heraldo
que anunciando tu presencia
se esfuerza por despertarme;
será de la flama el ascua
que alienta mi espalda helada.
Entre carantoñas, mimos,
cabellos desordenados,
pulsos vertiginosos,
gemidos sofocados
tu corazón y el mío,
latido a latido,
amando al unísono;
tu pasión y mi pasión...
sirviéndonos de abrigo.
© María José Rubiera
© María José Rubiera
No hay comentarios:
Publicar un comentario