Como desagravio
por los besos denegados
y deleitosos momentos
de los que te he privado
he de rogarte, amor,
que no te muestres renuente
y aceptes el agasajo
que tengo pensado hacerte:
Merar extracto de alheña
con rocío mañanero
y en el cerúleo cielo,
sirviéndome de aldinos caracteres,
caligrafiar lo siguiente:
Te adoro...
y te adoraré siempre
y de volver a nacer,
querría adorarte otra vez.
Por favor, no lo desdeñes.
¡Oh!, si supieras
¡Oh!, si supieras
cuánto me rinde la mente
el empeño de ofrecerte
cuanto de bueno mereces...
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