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miércoles, 11 de abril de 2012

El quinto jinete


Deambulaba, 
con paso cansino, con indolencia, 
las manos enfundadas en los bolsillos 
de un sobretodo raído, 
en la boca un rictus de indiferencia 
y en la mirada un deje de hastío. 
Por compañía llevaba 
al exasperante insomnio, 
la recurrente vigilia 
que de forma reiterada 
le iba horadando la vida, 
la inseparable soledad 
o, como solía llamarla: 
el quinto jinete apocalíptico 
que a lomos del alma cabalga 
en pos de la oscuridad. 

Era un fracasado, un perdedor 
–el otrora costoso diamante 
ya no era sino un vulgar vidrio 
hecho añicos, un desecho 
arrojado sin miramientos 
a un sucio contenedor–, 
pero ¿acaso le importaba? 
No, ya que nada pedía 
ni cosa alguna anhelaba, 
salvo echarse en el césped 
de un parque cualquiera 
y contemplar las estrellas.


© María José Rubiera 

                                                                                                                      


9 comentarios:

jose maria criado lesmes dijo...

Amiga María; con los tiempos que se avecinan los quintos jinetes van a proliferar como las setas después de la abundante lluvia, sin ser apocalíptico.
Besos

elvencejodemieresduerme dijo...

Impresionante de nuevo,poetisa!

A la mayoría de nosotros cuando ya estamos cansados y necesitamos tranquilidad,es hermoso acostarse en la hierba y mirar al cielo.Es tanta su belleza...

Un besito cariño.

Carla dijo...

Contemplar las estrellas desde tus letras.

Besos.

Bárbara Himmel dijo...

Tal vez a estas alturas lo mejor sea contemplarlas y no querer bajarlas de un hondazo,si son tiempos difíciles,pues habrá que arremangarse,por que quejándose y haciendo nada,tampoco se lograría nada...es momento de actuar!!!
y siempre que se cae hay que volver a levantarse!!!
besos querida María José!!!
y mucha luzzzzzz<3

Jose Manuel Iglesias Riveiro dijo...

Hermoso y trágico poema, la falta de esperanza es algo que a veces inunda el alma. La oscuridad lo llena todo pero yo prefiero pensar en la luz del amanecer o el rayo de sol después de la tormenta.
Besos.

Nortiz dijo...

Madre mía, espero no llevar nunca ese tipo de soledad que tan peligrosa suena. Muy buenos versos, como siempre, querida María José :) Siempre me sorprendes. Un abrazo

MarianGardi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MarianGardi dijo...

Decia mi comentario que el personaje de la entrada es un ser contemplativo que nada espera sólo ver amanecer.
Un abrazo querida amiga alma

Gabriel Cordears dijo...

Ciertamente para el que no valora su propia vida, nada le importa ni el tiempo o el valor de las cosas, ni la luz de lejana estrella le devolvería el brillo perdido...
Besos