La sirena ya no canta...
La sedujo un marinero:
cautiva quedó en sus redes,
apresada en su mirada.
Entre aparejos, varada,
vive sin vivir, muriendo...
La sirena ya no canta,
sino que llora en silencio.
Y las lágrimas vertidas
se adentran en el océano
y el piélago aguamarina
se va tiñendo de negro.
La sirena ya no canta...
Las aguas visten de luto
y la hechizada hechicera
se enfunda el véster de duelo.
© María José Rubiera
La sedujo un marinero:
cautiva quedó en sus redes,
apresada en su mirada.
Entre aparejos, varada,
vive sin vivir, muriendo...
La sirena ya no canta,
sino que llora en silencio.
Y las lágrimas vertidas
se adentran en el océano
y el piélago aguamarina
se va tiñendo de negro.
La sirena ya no canta...
Las aguas visten de luto
y la hechizada hechicera
se enfunda el véster de duelo.
© María José Rubiera
3 comentarios:
Felicidades María José,me ha gustado mucho...Besos querida amiga
Nadie, ni por amor, debe perder su seña de identidad.
Hay que amar a cada uno por lo que es, y dejarle ser.
Un abrazo
La sirena debe volver a ser feliz.
Belleza y tristeza mezcladas.
Besos
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