Terrible mella hizo en mí tu mirada...
Me miraste, y en tus pupilas meladas
leí, buceé hasta el fondo de tu alma
y me invadió una sensación extraña:
Sentí mezcla de atracción y rechazo;
ansié yacer contigo, acariciarte,
apoyar tu cabeza en mi regazo;
a su vez, algo me instaba a dejarte.
Quise sucumbir, quedarme atrapada
en la luz de tus pupilas meladas;
deseé permanecer a tu lado
y al tiempo huir de ti, distanciarme,
poner tierra de por medio, alejarme
para evitar que me hicieras daño.
Incomprensible..., abstrusa mixtura
cabalgando a lomos de amor y repulsa.
© María José Rubiera
© María José Rubiera
4 comentarios:
Hola María José, deja que los soles se adentren en ti, y no dudes, ni rehuses, aquello que el corazón anhela
ANSÍE YACER CONTIGO ACARICIARTE
Sentir esas caricias que soñaba
más, la mente muy loca navegaba
entre dudas, del sí, y no de aceptarte.
Abrazo sincero
M. Ángel
Así es el amor! Exige entrega total, olvidar el temor de ser lastimados! Pero vale la pena ...
Cariños! gracias por visitar mi blog
Gracias, M. Ángel, tal vez lleves razón. Un abrazo, amigo.
Gracias a ti, Gralba, por el comentario y por tu calidez personal. Besinos.
Publicar un comentario