Eros, de intrigas gran hacedor,
manipula a su antojo;
hila, sin atisbo de sonrojo,
la frágil trama del amor.
Caprichoso, cual un niño,
subyuga el alma ardiente;
se inmiscuye en el destino
con subterfugio silente.
Artesano, gurú, mentor, guía,
artimaña que embelesa;
a quien por amada porfía,
atribula y enajena.
Cultiva, sin compasión,
arrebato y desencuentro;
dulzura, enredo, pasión,
dicha, dolor y lamento.
© María José Rubiera
© María José Rubiera
1 comentario:
Sí, manina, el niño Eros es un ser bastante caprichoso. Gracias por el comentario. Besinos, guapísima.
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