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lunes, 10 de abril de 2017

La trova del río

A la misteriosa dama
que llegado el atardecer
en mi lecho se relaja
y suplicios del querer
me confía atormentada.
 
(Yo, el río trovador)
 

Si tú me amaras, mujer,
de mis aguas prodigiosas
yo te daría a beber
bebedizos de las diosas
que amén de hacer tus delicias
te harían ser inmortal...
De mis fuentes cristalinas
yo te daría a libar
la Pócima del Olvido
que laboran las ondinas,
si al dueño de tu capricho
tú quisieras olvidar...
Si como te amo me amaras,
te obsequiaría el lucero
que en las diáfanas albadas
se precipita del cielo
para camelar mis aguas
y desposarse con ellas...
Te ofrendaría galaxias,
planetas, lunas, estrellas,
te concedería el sol
que en mis remansos sestea...
¡Qué no te daría yo
si a cambio tú me quisieras!
 
© María José Rubiera
 
 
 
 
 
 
 
 

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