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martes, 18 de marzo de 2014

Gamelia

Bienvenidos seáis, Gamelia,
tú y el ampuloso séquito
con el que anualmente llegas.
Me complace tu regreso,
grato me es verte asentando
las manos en las praderas,
laborar escapularios
de pudibundas camelias,
las hebras de tus cabellos
agasajando la tierra,
manoseándole los senos...
 
Mas, ahora que lo pienso,
¿por qué te he dicho Gamelia?,
¿a santo de qué ese nombre
si de sobra me es sabido
que te llamas Primavera?
No se me ocurre el porqué
–o sí–,
lo cierto es que no lo sé:
¿pudiera ser que debido
a rara asociación de ideas
creyese estar alabando
a la diosa de la luz,
divina casamentera...?


© María José Rubiera

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