Era incapaz de amarla,
hiriente, burda, árida,
álgida como la tundra
era la línea de sus labios
cuando procedía a besarla.
Atemperadas llanuras
y unas caricias robadas
en la intimidad exenta
de rigurosas miradas
agitaban ahora su alma.
Sólo pensaba en la absenta
que otro cáliz le brindaba,
en aquel licor prohibido
del que insaciable libaba,
aquellos besos gitanos
que al edén lo trasladaban
y el lene roce de manos
que el orgullo mancillaban.
© María José Rubiera
hiriente, burda, árida,
álgida como la tundra
era la línea de sus labios
cuando procedía a besarla.
Atemperadas llanuras
y unas caricias robadas
en la intimidad exenta
de rigurosas miradas
agitaban ahora su alma.
Sólo pensaba en la absenta
que otro cáliz le brindaba,
en aquel licor prohibido
del que insaciable libaba,
aquellos besos gitanos
que al edén lo trasladaban
y el lene roce de manos
que el orgullo mancillaban.
© María José Rubiera
5 comentarios:
Amiga Maria Jose; depués de 40 días de total incomunicación, vengo a leer tu hermosa descripción de una traición y dejarte besos retrasados
Hermoso y triste poema
Un abrazo
Lo triste es bello en poesía, me ha gustado Maria Jose, gracias por ser y estar, que tengas un buen día.
Hermoso poema, me gusta mucho su ritmo, su tono directo y desgarrado de una traición no olvidada que se mantiene.
Un beso
Los besos sin amor no son besos de verdad
Beso poeta!
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