Portaba la libertad por bandera,
una maleta repleta de sueños
–exentos de imposiciones y dueños–:
sueños forjados en una quimera.
Arribó a una ciudad cualquiera.
una maleta repleta de sueños
–exentos de imposiciones y dueños–:
sueños forjados en una quimera.
Arribó a una ciudad cualquiera.
En un jardín –con aromas sureños–
reparó en la vacuidad de los sueños,
fraguados un día de primavera.
Mas no estaba sola... Era evidente
reparó en la vacuidad de los sueños,
fraguados un día de primavera.
Mas no estaba sola... Era evidente
que los manes –prófugos del pasado–,
adquiriendo cualidad de presente
implacables le ofuscaban la mente,
el lustre del Ser: de por sí velado
por un recuerdo ingénito, inmanente.
© María José Rubiera Álvarez
adquiriendo cualidad de presente
implacables le ofuscaban la mente,
el lustre del Ser: de por sí velado
por un recuerdo ingénito, inmanente.
© María José Rubiera Álvarez
5 comentarios:
Siempre te acompañara la sombra, a no ser que quieras vivir en la oscuridad completa...la maleta de sueños se tiene que llenar en el destino, no llevarlos consigo...un besote preciosa
Guau, un soneto =) Hacía tiempo que no leía ninguno. Qué bien pensado, María José.
Pobre sombra, acompañada por todos esos fantasmas que sólo pueden hacerle daño. Aunque supongo que todos tenemos nuestros particulares fantasmas y es nuestro deber deshacernos de ellos.
Muy hermoso, como siempre :)
Un beso, querida amiga
Maravilloso soneto Maria José...Felicicdades por él, y que comiences una buena semana,besos amiga
Me gusta.
Besos amiga
Los fantasmas del pasado muchas veces nos tapan el camino del porvenir...
Un beso poeta, y feliz día de Pascua de Resurrección!
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