Adondequiera me vaya,
me perseguirá tu sombra:
eres sueño recurrente
instalado en mi memoria;
eres amor y despego,
de mi espíritu, conflicto,
raptor de mi pensamiento
que es preso, cual reo convicto.
Eres la contradicción,
cuanto ambiciono, y no anhelo,
un antídoto y veneno,
eres el quiero y no puedo;
eres el instigador
que me invita a reflexión
de lo malo y de lo bueno,
de cuanto deseo y no debo.
Eres causa reprobable,
eres pasión a raudales,
fortaleza inexpugnable,
eres mar impenetrable;
eres resaca que arrastra
hacia abisal insondable,
eres, ¡lo sabes, mi amado!,
lo amargo... y lo placentero.
© María José Rubiera
me perseguirá tu sombra:
eres sueño recurrente
instalado en mi memoria;
eres amor y despego,
de mi espíritu, conflicto,
raptor de mi pensamiento
que es preso, cual reo convicto.
Eres la contradicción,
cuanto ambiciono, y no anhelo,
un antídoto y veneno,
eres el quiero y no puedo;
eres el instigador
que me invita a reflexión
de lo malo y de lo bueno,
de cuanto deseo y no debo.
Eres causa reprobable,
eres pasión a raudales,
fortaleza inexpugnable,
eres mar impenetrable;
eres resaca que arrastra
hacia abisal insondable,
eres, ¡lo sabes, mi amado!,
lo amargo... y lo placentero.
© María José Rubiera
2 comentarios:
"...preso, cual reo convicto..."
no solo el pensamiento, sino también el corazón lo es
cuando se está enamorado.
Otra bella declaración
Un beso poeta.
Afortunado el portador de esta ardiente confesión de amor.
"De lo malo y de lo bueno,
de cuanto deseo y no debo". Creo que de vez en cuando tenemos que girar la cabeza hacia otro lado y hacer como que no ocurre nada. Dejarnos llevar y tomarnos alguna licencia... No te parece, amiga?
Un abrazo!
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