El carcaj del alado dios
se halla a rebosar de flechas
ungidas con oleoso amor.
Cupido es un niño travieso;
ciego por excelencia,
amparándose en la invidencia,
dispara certeras saetas
que hacen diana en el corazón,
desdeñando distancia, espacio,
tiempo u otra dimensión.
A las almas enamora
insuflándoles pasión;
actúa desde el silencio,
se agazapa en el ensueño
de la prístina esencia interior.
© María José Rubiera
se halla a rebosar de flechas
ungidas con oleoso amor.
Cupido es un niño travieso;
ciego por excelencia,
amparándose en la invidencia,
dispara certeras saetas
que hacen diana en el corazón,
desdeñando distancia, espacio,
tiempo u otra dimensión.
A las almas enamora
insuflándoles pasión;
actúa desde el silencio,
se agazapa en el ensueño
de la prístina esencia interior.
© María José Rubiera
3 comentarios:
Aunque a veces tiene mala punteria ¿eh? Bromas aparte ,un poema precioso.
Abrazos
A las almas enamora ^^
Es el amor verdadero.
Aunque Tierra de Poetas tiene razón, quizás por la ceguera de Cupido, o quizás porque los ciegos somos nosotros realmente.
Que tengas un feliz día de San Valentín =)
Un beso :)
Cupido está dentro de cada uno, agazapado cazador de corazones...
Un besote
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