¿Quién eres...?
Te oigo, pero no te escucho,
porque eres nadie, nada,
ni siquiera eres humo,
ni un leve soplo de viento.
¿Quién eres...?
Me rozas; mas, no te siento,
porque eres nada, nadie,
ni ceniza que se esparce
en turbias aguas del Leteo.
¿Quién eres...?
Me miras; mas, no te veo...
© María José Rubiera
Te oigo, pero no te escucho,
porque eres nadie, nada,
ni siquiera eres humo,
ni un leve soplo de viento.
¿Quién eres...?
Me rozas; mas, no te siento,
porque eres nada, nadie,
ni ceniza que se esparce
en turbias aguas del Leteo.
¿Quién eres...?
Me miras; mas, no te veo...
© María José Rubiera
4 comentarios:
Podría ser un sentimiento, etéreo. ¿Algo impalpable, sublime y puro?
Un beso.
Tal vez sí, Gemma. No obstante, lo dejo a merced del discernimiento de los demás, puesto que cada persona es un mundo, y un universo la interpretación que cada cual le da a un escrito ajeno.
Gracias por el comentario... Besinos, querida amiga.
De momento entré a un sitio desconocido pero enseguida me encontré famiriarizada con mi piano y la "Para Elisa" Claro de Luna en fin en mi casa y yo sentada ante el...bueno de momento este blog está lleno de fragancia de rosas otra cosa que me acompañan y seducen.y claro no había mas remedio que hacerse seguidor y ya lo soy ...creo será un placer.
un abrazo
Marina
Hola de nuevo cariño!
Ya veo a Marina aquí arriba je,je creo que haréis una muy buena compañía.
Este poema me ha erizado la piel;pienso que pueda indicar la soledad y no saber el motivo por el que se sufre;bueno,que esa es mi opinión ahora;lo bueno que tiene la poesía es que mañana si vuelvo a leerlo,sentiré otro tipo de sensación.Por esto mismo la poesía es no sólo bella,sino también curativa.
Un besín.
Muaky
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