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martes, 5 de octubre de 2010

El amante

Aunque, amor mío, desconozca tu nombre,
mitigas la desolación de mis noches.
Enajenas mi esencia, libo tu esencia,
huelgan las palabras, huelgan los reproches.
No existe ausencia si me hallo en tu presencia.
Pero, aquel otro... ¿Quién es aquel otro?
¿Es el cardo que habita mi vergel?,
¿el hereje que profana mi templo?,
¿acaso la hiel que amarga mi boca?
¿Tal vez el captor de mi libertad,
o el tirano que se erige en mi dueño?
¿Será el espectro que ronda mi sueño...?

© María José Rubiera

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