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sábado, 27 de junio de 2015

Folixa


Doce campanadas... doce
canta el reloj de la torre,
el gnomon en la plazuela
señala la medianoche
y en la noche sanjuanera
queimadas, conjuros y danzas
en rededor de la hoguera
–según nosotros, astures,
juerga, alegría... folixa,
según otros condenable herejía–.
Ni lo sé ni me interesa
si sacro o pagano el festejo,
tan sólo albergo certeza
de escenas otrora vividas
que de forma puntual
se repiten en el tiempo,
situaciones decisivas
que con un hito marcaron
mi epopeya personal...
Como la brujesca noche,
en todo semejante a ésta:
la Danza Prima ancestral,
la luna brillando por su ausencia,
los cielos encapotados,
el orbayu sumándose a la fiesta...
Me miraste y te miré,
nuestras bocas se juntaron,
me besaste y te besé
y aquellos labiosos besos...
intensos, apasionados,
almas sedentarias ellos
continúan afincados
en tu recuerdo y mi recuerdo,
en tus labios y en mis labios.

© María José Rubiera

 

viernes, 19 de junio de 2015

Silencios...


Los aires de suficiencia,
el ademán altanero,
aquel no tomar conciencia
de lo que pudo haber sido y no fue;
en paradero desconocido,
el mutuo respeto.
Todo sin variación alguna... idéntico:
el local, las butacas, la mesa
en que ante sendas tazas de café
diálogos y silencios sostuvieron,
                                                    silencios...
de inhibición desprovistos
al travestirse de negro
el majestuoso ajimez
del augusto firmamento,
                                       silencios...
despojados del taciturno velo,
independizados de la mudez
que resta expresión a los cuerpos
–quizá el amor sea sólo eso:
silencios... de sonidos recubiertos–.
¿Se había parado el tiempo...?
No: en la dársena del pasado
anclados estaban ellos,
sin nunca haber aprobado
la asignatura pendiente,
sin haber superado la prueba
que demandaba el presente.
Afuera, en el exterior,
el hálito de la brisa
que lo pernicioso estraga,
de la cúpula el resplandor
que precede al rubor del alba,
de la insomne soberana el albedo...
refractándose en las almas.

© María José Rubiera Álvarez
 

miércoles, 10 de junio de 2015

Al extinguirse la tarde...


En este rincón en sombra,
viendo extinguirse la tarde,
con esta unción de catarsis
que el ocaso me provoca
al elegir inmolarse,
con este recogimiento
que me fuerza a exudar poemas,
trémula... azorada yo,
tremantes los sentimientos,
detallo para mí sola
mis equívocos y aciertos,
amén de yerros y penitencias
que sobre mí recayeron;
en una palabra: experiencias.
Es justo lo que pretendo
en este momento... ahora;
mas, bien sé que a no tardar,
acuciada por imperioso deseo,
sentiré necesidad
de anunciárselo al céfiro.
Decidiere lo que decidiere
hacer después con mis versos
–si darlos a conocer
o entregarlos al silencio–,
por lo pronto escribiré
acerca de mis vivencias...
teniendo como censor
al impávido cuaderno.

© María José Rubiera

jueves, 4 de junio de 2015

Retazo de un amor


Arrugas el entrecejo,
y demudando el semblante
dices que ya no te quiero.
Tantos años conviviendo contigo,
sabiendo cómo respiras
y aún me siguen divirtiendo
tus triquiñuelas de actor,
pésimo... dicho sea de paso
pues se te nota a la legua
que es una estratagema
para captar mi atención
y como a un niño te mime,
que en la mejilla te estampe
un par de sonoros besos
y una vez más te confirme
que eres mi único amor.
A continuación... ya sabes,
la letanía de nunca acabar:
mentamos el día que nos conocimos
y nostálgica tu voz:
"Éramos tan jóvenes..."
Y yo, dándote la réplica:
"Jóvenes... y tontos de remate."
"Estábamos enamorados,
que no escasos de luces...
y nos comprendíamos.
Estábamos... Estamos enamorados
y nos comprendemos", aseguras.
"¿Nos comprendemos?", me pregunto.
Asiento con la cabeza
–no quiero contrariarte–
y deniego para mis adentros.
No, cariño, no... Seamos realistas:
ni me comprendes ni te comprendo.
Si tú siempre pisas sobre terreno firme
y yo me paso la vida
hollando los estratos del limbo
o navegando en carabela imaginaria,
con la curiosidad a bordo
y unas ganas locas de bucear
en el abisal de las palabras...
¿cómo comprendernos?

© María José Rubiera