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lunes, 24 de marzo de 2014

Gris


Como esa desvaída hora
que cada tarde aparece
y no siendo luz ni sombra
al sol ni a la luna concierne,
que aconteciendo apátrida,
no azulada ni cromada
ni luminosa ni oscura
al tiempo no pertenece,
y sin variar la textura
vaga, imprecisa se muere…
 
Así figuraba ser: acromática,
vulgar, anodina… gris,
no gris marengo ni perla
sino gris a secas:
solo gris…
péndola de columbina
que se pensaba malvís;
pluma con ansia viajera
que aspiraba a ser el sayo
no de pájaro cualquiera:
de vistoso guacamayo.
Que acariciaba la idea
de encumbrarse a lo más alto
y proclamarse penacho
de la cofia de una estrella.


© María José Rubiera
 
 
 
 

 

 

martes, 18 de marzo de 2014

Gamelia

Bienvenidos seáis, Gamelia,
tú y el ampuloso séquito
con el que anualmente llegas.
Me complace tu regreso,
grato me es verte asentando
las manos en las praderas,
laborar escapularios
de pudibundas camelias,
las hebras de tus cabellos
agasajando la tierra,
manoseándole los senos...
 
Mas, ahora que lo pienso,
¿por qué te he dicho Gamelia?,
¿a santo de qué ese nombre
si de sobra me es sabido
que te llamas Primavera?
No se me ocurre el porqué
–o sí–,
lo cierto es que no lo sé:
¿pudiera ser que debido
a rara asociación de ideas
creyese estar alabando
a la diosa de la luz,
divina casamentera...?


© María José Rubiera

jueves, 6 de marzo de 2014

Lejos

Lejos, muy lejos…
en ese rincón tan nuestro
donde los barbos bucean
y sartas de cuentas aguadas
resbalan por sus aletas.
Donde la emperejilada
castañuela
bordón coplero corea
en tanto que el astro enlaza
el talle de los geranios
y cacofonía fogosa
los vástagos interpretan.

Lejos

de odeones, anfiteatros,
edipos, electras,
circenses espectáculos…
Muy lejos,
donde nunca gruñe el viento
ni la lluvia vocifera
te espero.

© María José Rubiera