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lunes, 10 de diciembre de 2012

Dos palabras

Sé que no precisas
de expresiones afectadas,
discursos elocuentes,
frases estereotipadas
ni locuciones manidas.
 
Dos palabras son suficientes,
con dos palabras te basta,
dos palabras sencillas,
sinceras, espontáneas.
 
Dos palabras... simplemente,
junto con una caricia
fraguada en el alma,
dos palabras que compendien
lo que mis ojos relatan.
 
Dos palabras... solamente,
dos palabras, y un beso,
un beso que te recuerde
que eres el hilo dorado
con que se hilan mis sueños.
 
Dos palabras... únicamente,
sólo dos palabras: Te amo.


© María José Rubiera


jueves, 6 de diciembre de 2012

Escribiré...

Sobre el escritorio,
esperando ser violado
por conspicuas letras,
yace el folio inmaculado,
desfallece la pluma negra,
aguardando la férrea mano
que la fuerce a estar enhiesta.
Murmuran entre sí,
reclamando mi presencia,
mas, no sé si podré escribir,
se me resisten las ideas.
Escribiré, no obstante,
lo primero que se me ocurra,
espero lograr versos brillantes,
sin mácula ni tachadura.
 
Comienzo, pues:
 
El desamor es una prisión
sin puertas ni ventanas
que propicien la evasión...
Fría se queda el alma,
frío se queda el cuerpo,
frío se queda el amor
cuando bóreas asfixia la llama,
cuando en el lar expira el fuego,
y la ceniza es aventada
por los areles del tiempo.


© María José Rubiera

sábado, 1 de diciembre de 2012

Si estás ausente

Si estás ausente, te extraño,
si estás conmigo, me enervo...
Incurriría en autoengaño
si me obstinase en pensar
que me eres indiferente,
que en absoluto te amo.
Mi corazón, que no miente,
dice todo lo contrario:
cual indómito corcel,
se sobresalta al pensarte,
te presiente, te adivina,
aun sin estar presente.
Te reconoce, te identifica
en el fulgor de la nieve,
en la cadencia marina,
en el preludio del aire,
en la armonía del agua,
en la trova del torrente.


© María José Rubiera