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miércoles, 30 de marzo de 2011

Salvo...

Salvo tu amor y mi amor,
salvo besos especiados
con canela y albahaca,
qué puede importarnos nada.

Salvo cuando me confirma
tu ensoñadora mirada
que sigo siendo tu amada,
ya nada tiene importancia.

Oh, mi dulce paladín...,
del que estoy enamorada,
ya nada tiene importancia
excepto tu alma y mi alma.

Ya nada tiene importancia
salvo amarnos y adorarnos
ahora... y hasta la eternidad,
burlando tiempo y distancia.

© María José Rubiera


martes, 29 de marzo de 2011

Días de rosas...

Amando, me he desgastado,
los años he ido quemando;
sólo me resta olvidar
el tiempo que me has vivido,
el tiempo en que te he amado.

Los días que, diciendo amarme,
haciendo falso alegato,
me has robado..., cual bandido,
días en que me has herido:
"días de rosas y vino".

Momentos de desatino,
momentos de desvarío;
instantes mal elegidos,
instantes que son pasado
y..., sin embargo, no olvido.

© María José Rubiera

domingo, 27 de marzo de 2011

Devenir

Sin tener clara noción
de hacia dónde se encamina,
trepando por las colinas
con onerosa valija,
va transcurriendo la vida.

Ora una rosa que nace,
ora otra flor se marchita,
ora un amor que comienza,
ora otro amor que termina;
saludos... y despedidas.

Reloj que canta..., marcando
las horas, la noche y el día,
el fenecer... y el vivir:
sucesivo devenir
de la danzarina vida.

Con excesivo equipaje,
a más de versos y rimas,
la vida me va transcurriendo,
voy transcurriendo la vida;
la vida... que es tan exigua.

© María José Rubiera

sábado, 26 de marzo de 2011

Arcano

Esta noche, las estrellas
me han revelado un secreto...
Arcano: portador de Conocimiento.
Eterno: de continuo formulado.
Ilegible: para quien no sepa leerlo.
Supremo: para quien ansíe escucharlo.

Haciéndome eco de mi alma,
¡tantas veces lo he invocado...!
Al fin, la pasada noche,
los luceros lo han desvelado.

© María José Rubiera

jueves, 24 de marzo de 2011

Opuestos

No me entiendes..., ni te entiendo,
tergiversas cuanto digo;
a mi vez, no te comprendo:
ignoro si vas o vienes;
desconoces si voy, o vengo.
En el teatro de la vida,
somos meras bambalinas
en equívoco incurriendo;
somos la dama y el rey
de un tablero de ajedrez.

Somos el agua y el fuego,
la gelidez y el ardor,
somos lo blanco y lo negro,
lo efímero y duradero,
el sonido... y el silencio.
Somos dos seres opuestos,
uno en el otro, existiendo,
sujetos, sin remisión,
a la indefectible ley
de repulsa... y atracción.

© María José Rubiera

miércoles, 23 de marzo de 2011

Amar..., amando...

Amar..., amando...
Infinitivo y gerundio
se pierden en el recuerdo
de un pasado, no lejano,
en que conjugaba un "te amo".
Desearía evocar el verbo;
pero ya no lo consigo,
se ha consumido contigo,
contigo fue envejeciendo:
en el presente, está muerto.
Quisiera darle comienzo,
mas, me cuesta recitarlo;
no obstante..., ¡aguarda un momento!,
lo conjugaré en futuro,
obviando ya el pretérito.
Pero antes de comenzar,
recítalo tú primero:
preciso de una señal
que muestre tu lealtad;
quizá así, pueda lograr
recitar..., de nuevo, el verbo.

© María José Rubiera 

domingo, 20 de marzo de 2011

Besos silentes

Tus apasionados labios,
transmisores de deseos,
ardorosos como el fuego,
se fundieron en mis labios
para saciarse de besos:
exóticos en sabores;
aromados, cual romero.
Besos sensuales..., quedos,
voluptuosos, sedosos,
suaves, como terciopelo,
silentes... como el silencio.

© María José Rubiera

viernes, 18 de marzo de 2011

Eres...

Adondequiera me vaya,
me perseguirá tu sombra:
eres sueño recurrente
instalado en mi memoria;
eres amor y despego,
de mi espíritu, conflicto,
raptor de mi pensamiento
que es preso, cual reo convicto.

Eres la contradicción,
cuanto ambiciono, y no anhelo,
un antídoto y veneno,
eres el quiero y no puedo;
eres el instigador
que me invita a reflexión
de lo malo y de lo bueno,
de cuanto deseo y no debo.

Eres causa reprobable,
eres pasión a raudales,
fortaleza inexpugnable,
eres mar impenetrable;
eres resaca que arrastra
hacia abisal insondable,
eres, ¡lo sabes, mi amado!,
lo amargo... y lo placentero.

© María José Rubiera

miércoles, 16 de marzo de 2011

Te percibo

Te percibo en mi dormir
y me agito...; pues, me besas,
me acaricias, me contemplas
y al pronto, te oigo decir:
"Amada mía, me embelesas,
sin tu amor, no sé vivir,
sin ti, nada es la existencia,
¿de qué me sirve la vida
si no te tengo, princesa?
Para que observar galaxias,
lunas, estrellas, luceros...,
si eres la totalidad
de cuanto mora en el cielo:
Eres luna que me inspira,
sol que mi cuerpo caldea;
eres la estrella que me guía,
el lucero que me orienta.
Eres, cariño, el compendio
de cuanto habita en la tierra:
Eres refrescante brisa,
alba que me despierta
y mi oscuridad destierra,
agua que mi sed mitiga,
melodioso ruiseñor
que el amanecer me alegra;
eres..., ¡oh, mi amada!, eres
el néctar que me alimenta.

© María José Rubiera

lunes, 14 de marzo de 2011

La cantinela del amor

Esa extraña sensación
que el corazón desboca
y la garganta agarrota,
paralizando la voz,
es la cantinela del amor.
La cantinela del amor
es rendirse, someterse
a las órdenes del deseo,
es, a tientas, buscarse
y encontrarse en el anhelo,
en la pasión recrearse
y arrobarse con halagos y besos.

La cantinela del amor
es tañer de campana
que convoca a oración,
es lirismo de guitarra,
ola que besa la playa,
luna que al sol acompaña,
aura que orea la mañana;
es la plenitud del alba.
La cantinela del amor
es... el suspiro del alma.

© María José Rubiera

sábado, 12 de marzo de 2011

Nosotros

Sin establecer límites, nos unimos
para amarnos..., pero no nos comprendimos;
al día de hoy, todavía me acongojo, lloro
al imaginar nuestros sueños sesgados,
por la certeza de sabernos perdidos.
Tanto daño nos hicimos..., amor,
tan castigador, como irreparable;
¿cabe preguntarse quién fue el culpable,
si partió de ti, o quizá de mí, el error,
si el equívoco fue de ambos..., o de nadie,
si, tal vez, está implícito en la vida,
en su sinrazón que golpea y humilla
hasta enseñar la lección aún no aprendida...?
Se tiende a pensar que el fallo es del "otro";
no importa, no obstante, de quién procediere,
pues fuere quien fuere, es harto penoso,
una espina clavada en el corazón,
un duelo que no permite reposo.

© María José Rubiera

jueves, 10 de marzo de 2011

Loa a la primavera

La salmodia de la brisa
viajando por la marisma,
el manantial que susurra
seduciendo a las ondinas,
el trino de las canoras,
el piar de las golondrinas,
el grito del urogallo
pretendiendo la conquista...

Despierta la primavera,
desperezándose de su letargo,
acudiendo a su anual cita
con narcisos, rosas, azahar...,
con el sol y la llovizna.
Naturaleza prodigiosa,
de amor eres portadora:
loa al resurgir de la vida.

© María José Rubiera


martes, 8 de marzo de 2011

Fragancia

En el albor de la noche,
con la luna por testigo,
al amparo de los luceros,
recorriste mis veredas
y las sembraste de besos.

Rosas rojas florecieron
con el rutilar del alba:
arrebol hecho fragancia,
cautivadora sustancia
que el clarecer aromaba.

Cada pétalo exhalaba
miríadas de sensaciones:
mimos, caricias..., pasiones;
éxtasis, sensualidad
de la diosa enamorada.

© María José Rubiera

viernes, 4 de marzo de 2011

Soneto al alma

Cuantiosos son los secretos del alma,
ignotos, cuales luceros celestes,
herméticos, cuales bosques agrestes,
insondables, cuales lagos en calma.

Aquel que osara violar el santuario
deberá prosternarse ante la Diosa:
sobre peana de azabache reposa,
custodiando un sagrado relicario.

Deberá rezar con recogimiento,
con fe..., elevando la mirada al cielo,
silenciando el flujo del pensamiento.

El alma, en el crisol del sufrimiento,
amalgamará aire, tierra, fuego, hielo,
desvelando el secreto de su aliento.

© María José Rubiera

jueves, 3 de marzo de 2011

En el mismo instante...

Me enamoré de ti...;
¡yo, la sempiterna escéptica!,
la que siempre pensaba
que amar era someterse...,
que amar era prestarse a sucumbir.

No andaba descaminada, no obstante,
pues justo en el mismo instante
que te conocí..., que comencé a amarte,
también comencé a sufrir.

Lucho contra este amor que me devora,
pienso en alejarme de ti..., hora tras hora;
pero es tal el magnetismo que desprendes,
tan subyugador el hechizo que ejerces...

De mi ser, desearía desalojarte,
mas mi alma se niega a dejar de amarte.

© María José Rubiera

martes, 1 de marzo de 2011

Tu alma y mi alma

Sentirás las emociones que siento,
vivirás las mismas cosas que vivo,
soñarás que nos amamos
y compartiremos sueño...
Porque sin mi amor no vives,
porque sin tu amor me muero,
porque mi alma sin tu alma desfallece,
porque tu alma sin mi luz languidece...

© María José Rubiera

Cómo adivinarte

Mi error ha sido amarte,
estremecerme cuando me tocabas
y en tus brazos me estrechabas,
acariciar cada pliegue de tu piel,
perderme en la calidez de tus labios
y besarte como te besaba;
adorarte hasta humillar el alma.
Cómo imaginarte...,
si no eres el que pensaba.
Cómo adivinarte...,
si impediste que en tu ser me adentrara.
Cómo conocerte...,
si el enigma de tu mente me ocultabas.
Cómo amarte...,
si en mí ya no estás presente.

© María José Rubiera