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viernes, 30 de septiembre de 2016

Gualda...

Es tiempo de otoño,
tiempo de matices áureos,
tiempo atemperado, austero
que, a la espera del invierno,
se consume y piano... piano...
las horas va consumiendo.
Tiempo de tintarse gualdas
las arboledas..., las hojas,
destinadas a ser hojarasca
tapizando los senderos.
Tiempo de inanes nostalgias,
de caducados recuerdos
acortando distancias,
invadiendo las aristas.
Tiempo de darse un respiro,
de acomodarse y entablar
pláticas distendidas
en torno al lar encendido:
de concederse ociar.
Tiempo de racheados vientos
y pertinaces aguaceros,
de frecuentes claroscuros
en el fluir de los cielos:
de tenaz oscuridad;
oscuridad que propicia
vislumbrar el trasmundo
de las platónicas Ideas,
del eterno e inmutable Ideal.

© María José Rubiera
 
 
 


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